Testimonio de la Sra. Clara
En 1991 conocí a mi esposo en el secundario, con 17 y 18 años empezó nuestra historia de amor. Con los años salimos de nuestros País de origen (Perú) para instalarnos en Argentina, con mucho trabajo y esfuerzo nos fuimos quedando, ya llevamos 22 años viviendo en un país, que ya es parte nuestra.
Nos casamos en 2006 con años de convivencia, con el transcurso de los años enfrentamos muchas adversidades, las más tristes fueron las pérdidas de embarazo, mi matrimonio se desgastaba, pero YO nunca perdí la esperanza de ser madre. Pese a los riesgos que me sugerían los médicos, no me importo y fue así que en 2010 Dios todo poderoso me concede un milagro dándome a una hermosa nena, luz de mi vida.
En 2013 mi matrimonio empieza a irse abajo, aparece una infidelidad de mi esposo, y fui abandonada, quedando destrozada, con mi nena de 3 años, fueron 7 años seguidos con 4 separaciones por la misma mujer. En la cuarta separación fue la más difícil ya que me pide el divorcio y romper todo lazo que nos unía. Pedido de su nueva pareja. Ante este hecho fui invitada a una imposición de manos, fui con mucho dolor en mi corazón, confiando en Dios me sanara y regresara a mi amor, en plena petición mía, sentí un calor de una mano e mi hombro, confieso tuve miedo, más adelante, una servidora me hizo la imposición de manos, ante el Santísimo (recién conocido, por mi) al cerrar mis ojos vi 3 corazones rojos latiendo, asustada en mar de lágrimas me explicaron fue el Espíritu Santo. Tiempo antes mi esposo me regalo una estampa de la Virgen de Lujan de Argentina. Entendí el camino, era buscar a Dios, así fue como entro a redes sociales para buscar ayuda y me topo con los videos de Santa Cecilia, me ayudo a entender muchas cosas, aprendí a rezar el rosario y seguí las instrucciones de la oración por 40 días mi rosario ante el Santísimo (llenaron mi vida de paz y esperanza), después de 40 días de rezar la oración mi esposo fue acercándose. Nos reconciliamos, Yo sabía que tenía que seguir rezando el libro de restauración, invite a mi esposo a rezarlo, pero no estaba de acuerdo, así que lo leía sola. Pasaron 2 años desde la última separación que estamos unidos, hay momentos difíciles que enfrentamos, mi esposo aún necesita limpiar su alma. Aclaro.
Él está tentado constantemente, por la otra persona y mi lucha sigue estando presente. Yo sigo en pie rezando, algunas veces a escondidas. Sé que Dios me quiere más firme y entregada en fe, tengo la esperanza, de algún día Jesucristo misericordioso, conceda a mi matrimonio, el perdón y la bendición. Amen, amen, amen.
Agradezco a SANTA CECILIA, por ser mi guía, mi consuelo, en mis momentos de dolor. Muchas gracias, Dios bendiga a todos los matrimonios, del mundo, Amen.
Testimonio de Lilia del Carmen Reza Limas

Bendiciones a todos, tengo 48 años, soy del estado de Chihuahua, estoy casada a la iglesia desde hace 24 años con Martín delgado González, Dios nos concede cuatro hijos, Oranda, María Eugenia, Víctor Omar, y Javier Iván.
En el año 2010 comienza mi travesía en el conocimiento de la fe, al mismo tiempo mi esposo cambia totalmente por causa del adulterio. En mi necesidad de hacer algo por mi matrimonio me acerco a grupos de oración donde me orientan a rezar el santo rosario a María y a la Preciosísima sangre de Jesucristo, en ese entonces ya rezaba yo la coronilla a la divina misericordia; a pesar de esto las cosas empeoraron, mi esposo se fue de la casa tres veces, de las cuales yo iba por él para traerlo de nuevo a casa, dos veces regresó, pero la última vez me dijo que no lo haría y que viviera sola mi vida con mis hijos.
Así fue, pero todo se fue abajo, me quedo sin trabajo y mi esposo no aportaba nada, mi economía se derrumbó, mis hijos bajaron sus calificaciones, todo el daño se reflejaba en ellos, en la misericordia de Dios, amigos y familiares me dieron la mano para levantar mi despensa, de lo cual estoy profundamente agradecida. Sufrí bastante, insomnios, dolor, sin saber cómo pagaría recibos y demás.
Así han transcurridos los años con la esperanza de que llegará el día en que mi esposo regresara, sin embargo, no ha sido así, sé que la santa misa tiene un poder inimaginable y he mandado a decir misas por él y he asistido a misas de sanación también y he participado en actividades espirituales ofreciendo todo por mi esposo.
Mi vida con mis hijos ha sido hermosa, hemos salido juntos adelante, y gracias doy a Jesús y maría santísima porque no nos han desamparado.
Gracias también al Padre Tony de la parroquia de Mártires Mexicanos pues él fue quien me invitó a tener mi encuentro personal con Jesús Sacramentado una hora por semana desde febrero del 2016, acepto gustosa y con la esperanza de ser dócil al Señor y poder ser escuchada al orar por mi esposo.
Comienzo por YouTube buscar temas de formación espiritual y familiar (P. Callejas, P. Cancelado, Lupita Venegas entre otros) Y en enero de 2017, escuché un programa de Lupita Venegas en donde Santa Cecilia participa con su testimonio, lo cual me dio una nueva esperanza de recuperar mi esposo y nuestro matrimonio. De inmediato le escribí a Ceci y ella me instruye en lo que debo hacer y orar, me invita a rezar el rosario con las jaculatorias para la unidad del matrimonio y la familia y me invita a rezar a diario el libro de Oraciones para restaurar un matrimonio frente al Santísimo y es así como comienzo a más profundidad espiritual el rescate por nuestro matrimonio.
Ese ha sido mi proceso de restauración, mismo que me ha traído muchísima paz, consuelo, sanación y fortaleza a mi vida, padecía insomnio y este quedó sanado por completo, mi hija sanó de sus alergias pues constantemente estaba enferma y al darnos cuenta de las maravillas del Señor, juntas lo alabamos y le damos gracias y gloria. Mi hijo menor padecía enuresis a causa del dolor y ansiedad causado por la separación, siendo un niño dócil comenzó a responder con agresiones a sus compañeros de escuela, lo tuve en atención psicológica y comencé a llevarlo también ante el Santísimo, desde la primera semana, el Señor hizo su obra y mi hijo dejó de orinarse en la cama, todo esto lo ha hecho mi gran Dios para su santa gloria. Cabe mencionar que rezamos todos juntos el santo rosario, mis hijos y yo.
En estos meses de adoración, ha nacido en mí un amor más fuerte por nuestro Señor Jesús Sacramentado, mi estado de ánimo ha cambiado bastante, me siento alegre por tiempos mucho más prolongados, y aunque no había tenido señales de mi amado esposo, mi fe y mi esperanza han sido mayores.
Todo esto ha sido respuestas a mis súplicas de encontrar ayuda, lo más reciente es que estaba un poco triste pues llegaron los seis meses que dice el libro de Ceci que tenemos que rezar a diario por la restauración del matrimonio y no había tenido ni una muestra de nada de parte de mi esposo, es más, siempre que platicaba con él no podía durar ni diez minutos porque ya estaba atacándome y terminaba con un dolor tremendo de cabeza. Pero el domingo 2 de julio de 2017 fue distinto, pude platicar con él más de una hora a cerca del taller de sanación y liberación que tomé y de las oraciones que estoy haciendo, pues también sé que hubo brujería en esta separación, él me escuchó atentamente, respondió a mis preguntas, me platicó de su padre, me atendió, me invitó un vaso de limonada que él acababa de hacer, después me invitó a comer con nuestro hijos, incluso fue él quien me acercó el plato, así que, lo que no pasaba en muchos años pasó ayer, y lo que es más increíble, no me dolió para nada la cabeza, ese espíritu que no nos permitía acercarnos se ha ido por obra del Santísimo Sacramento y de María Santísima, la obra de Dios se está reflejando poco a poco y me siento muy contenta por eso, aún continuo en el proceso y he aumentado una hora más a la semana con mi Jesús Sacramentado y espero en Él que se cumpla en nuestro matrimonio su divina voluntad.
A Él todo el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén, amén, amén.
Testimonio de Horacio Vázquez

Tras cinco años de noviazgo y un matrimonio de 24 años, mi esposa Verónica y yo, comenzamos con algunos problemas, pues en el primer año de casados ya habíamos tenido nuestras diferencias.
Aproximadamente hace cuatro años, ella empieza a trabajar en una empresa de préstamos, y por las necesidades de la empresa ella se distanció de nosotros pues en contadas ocasiones también trabajaba sábados y domingos.
Dejó de frecuentar la santa misa y con pretextos de no terminar sus quehaceres cuando antes íbamos todos juntos a la eucaristía. Una ocasión en la que accedió ir con nosotros no comulgó y al salir del templo me miró con odio y rencor, su mirada era obscura, no era de ella, al mirarme me dijo: ¿Sabes porque no comulgué? Para hacerte enojar, por su actitud supe que me estaba engañando, pese a que nunca lo aceptó.
Ella sostenía que se sentía feliz así y que nunca iba a cambiar. Un día decide irse de casa y manda a su prima y comadre nuestra por sus cosas, ella me dice que mi esposa jamás quiso casarse conmigo y que nunca quiso tener hijos, que ya no me quería y por ende no quería estar ya más a mi lado.
Sufrí bastante por esta situación, la busqué un par de veces y lo único que recibí como respuesta de su parte fueron puras ofensas.
Gracias a una amistad me hablaron de un libro llamado: Oraciones para restaurar un matrimonio, perdón, sanación y liberación de Santa Cecilia Flores.
Comencé con mi oración diaria ante el Santísimo, mi rosario y la eucaristía, esto ha llenado de paz y tranquilidad mi corazón, sobre todo a mis hijos que están conmigo, por medio de una persona compañera de la misma batalla, conozco por voluntad de Dios a Ceci, la escritora de estas oraciones, Dios me permite acudir con ella a una asesoría personal y compartirle mi situación y recibir sus palabras de esperanza y fuerza, la que hoy Dios me ha concedido.
Ahora tengo la certeza de que Dios que ama a sus hijos, nos permite vivir situaciones tan dolorosas y tristes, para demostrar que estando con Él todo es posible, y que estas pruebas tan duras, unidas a su cruz, se traducen en bendiciones para nosotros y nuestras familias.
Ahora estoy en la batalla espiritual, con las armas que el Señor nos ha dado, sabiendo que el día que Él ya tiene predestinado, doblegará nuestra rodilla, perdonará nuestros pecados y nos unirá en su Sagrado Corazón y en el Inmaculado Corazón de María Santísima nuestra Madre. Para su santa gloria. Así sea.