Esta es la frase recurrente que escucho en las asesorías, de hecho, yo misma lo viví, no es algo ajeno; por lo mismo sé de que les voy hablar en esta ocasión.

Para vencer al enemigo, hay que conocer sus estrategias y una de ellas es esta, hacernos creer que Dios no nos escucha pues entre más rezamos y oramos es peor. Me han dicho que cuando se aferraron a la oración por el esposo o por la esposa, fue cuando, en vez de recibir una señal alentadora del cielo a las súplicas, es cuando él o ella deciden irse de casa o piden el divorcio ¿Porqué? Si estamos conscientes que Dios es bueno y misericordioso, y sobre todo que no quiere la separación del matrimonio.

Pues bien, es verdad que Dios no quiere la desunión matrimonial ni el divorcio ni el dolor, no obstante, Dios es infinitamente sabio, y lo que escapa a nuestra percepción espiritual, Él, lo tiene contemplado y en un perfecto orden, pues todo lo que toca en su santa gracia lo hace nuevo.

A veces es necesario pasar por situaciones muy dolorosas, pues el dolor en sí, tiene su propio sentido y su propio fin, que es, acrisolarnos por el fuego, pues el dolor purifica, como purifica el fuego; en este punto pongo un ejemplo muy claro: Tú tienes problemas muy grandes con tu cónyuge, son pleitos constantes, al grado de que uno de los dos huye, que generalmente cuando esto sucede no huyen solos, es porque ya existe un tercero en discordia (no en todos los casos) y tú le pides a Dios con todas las fuerzas de tu alma que te regrese a tu cónyuge, y Dios, que para Él nada es imposible te regresa a tu esposo o esposa ¿Qué va a suceder en cuanto esto suceda? Y sincérate, le vas a estar echando en cara constantemente lo que hizo, y más si ha cometido adulterio, te lo aseguro sin temor a equivocarme, y más si regresa contrito, es decir, arrepentido(a) de sus pecados, precisamente esto es lo que no quiere Dios que suceda, pues la destrucción de un matrimonio siempre es culpa de dos como ya lo he mencionado en otros artículos, y por lo mismo, si Dios permite esa separación, esa noche obscura en tu vida, es para que comiences a orar como nunca lo habías hecho, pues la oración tiene un efecto sanador primero en mí, de conversión primero en mí, de purificación y de reparación de mis ofensas en el matrimonio, primero en mí, y después pero al mismo tiempo Dios está haciendo su obra en el otro; es así una de las formas que Dios realiza para crear su obra nueva en tú persona, en la de tu esposo(a) y en el matrimonio ¿Cuánto tiempo dura este proceso? Depende de tu entrega a la oración en confianza y perseverancia, depende mucho de tu fe.

Por otra parte, agrego un ejemplo muy burdo pero objetivo a esta espera en oración cuando todo se torna cada vez más negro en nuestro alrededor, ejemplo: Haz de cuenta que tienes en el piso de tu casa un trozo de excremento de perro pisoteado por años, todo mundo pasa por encima de eso, un día alguien llega y te dice: ¡Límpialo! Híncate y tállale muy fuerte y te da un cepillo agua y jabón, ¿Qué va a suceder? Al momento de tallar, además de hacerse una mancha liquida y desagradable, va a comenzar a apestar, es eso exactamente lo que sucede cuando uno comienza a rezar y orar con mucha fe y esperanza, porque nuestra lucha es una lucha espiritual, es decir, contra demonios, y en cuanto comienzas a remover con la oración, estos apestan tratando de hacer que veas que es peor, porque van por refuerzos, y lo que pretenden hacer es que dejes de orar, la oración es veneno para ellos, pero es en ese preciso momento en que no debe uno bajar la guardia ni dar tregua, dice una frase muy mencionada del libro del Quijote de la Mancha: ‘Cuando los perros ladran, es que vamos avanzando’… precisamente, esta es la prueba de que nuestra oración está causando un efecto positivo, por fuera puede verse terrible el asunto, pero espiritualmente Dios está obrando, no importa lo terrible de nuestra situación, Dios sabe escribir derecho en renglones torcidos, aunque muchas de las veces no lo comprendamos, el hace las cosas nuevas, y primero en ti, y después en tu matrimonio, a Dios nada se le escapa, no le otorguemos al demonio un poder que no tiene sobre Dios, podrán ir por el infierno entero, pero la oración junto con un corazón que sabe pedir perdón y perdonar, es la debilidad de Dios ¿Quién puede más? ¿El creador o la criatura? Así que no te desanimes cuando entre más ores y rezas las cosas empeoran. Dice la Palabra del Señor: Sométanse pues, a Dios. Resistan al diablo, y este huirá de ustedes. Santiago 4,7