A todos los que servimos a Dios de alguna manera nos quieren exponer poniendo trampas como ha sido un comentario de una chica feminista en una página social en la que pertenezco, esta chica apoya el movimiento de los pañuelos verdes (estas mujeres piensan que la Iglesia es irracional y retrógrada y que fomenta el machismo y el sometimiento) esta chica me dijo públicamente: Señora, yo tengo una amiga que es casada por la Iglesia y la enseñaron a cargar con su cruz y a no soltarla, es decir, no separarse de su esposo porque es pecado mortal y de hacerlo se va a condenar, (cosa que no es verdad que la Iglesia enseña) continúa la chica aseverando: pero a mi amiga, resulta que su esposo la golpea todo el tiempo a ella y a sus hijos, este hombre viola a sus hijos porque mi amiga tiene que trabajar para mantenerlos porque el hombre es un vicioso borracho y drogadicto que no tan solo no le da dinero a mi amiga, sino que, además, le roba lo que ella gana y se lo quita a golpes y como te digo, porque deja solos a sus hijos su esposo los viola a todos (intentando resaltar lo peor del caso ) ¿Por qué la Iglesia permite estos casos y lo peor aún hasta condena a las mujeres que pasan por esta situación si se quieren emancipar del cónyuge agresor?
Quiero comenzar con esta pregunta de esta persona del movimiento feminista, porque quiero que lo que fue dicho como una trampa, sea convertido en una enseñanza ¿Por qué? Porque la Iglesia es madre, maestra y amiga, como madre nos acoge con mucho amor, como maestra nos enseña y nos forma y como amiga nos da acompañamiento, sí, es verdad, hay muchos casos dentro de la Iglesia que llámese sacerdote, llámese seglar no somos congruentes y damos muy mal ejemplo pero no son todos los casos, hace más ruido un árbol que cae que cien árboles creciendo a su alrededor; esos árboles somos tú y yo, el sacerdote y el Obispo que se esfuerzan día a día por querer aprender, crecer y hacer lo correcto viviendo el evangelio cada quien desde su trinchera desde su vocación y nadie se entera porque esto no hace noticia, no escandaliza, no hace ruido; satanás vomita el pecado de la Iglesia a todas las naciones y trata de sofocar la acción y la presencia del Espíritu Santo en la obra que edifica y vivifica a través de sus santos miembros entre sacerdotes y seglares comprometidos; y por eso estamos aquí para desmitificar este tipo de aseveraciones; para ellos quiero contarles lo que le respondí:
Si así fuera el caso, que sí los hay y no el supuesto de esta chica; y si de verdad son un matrimonio sacramental, es decir, que sí haya tenido validez oficial canónicamente ese matrimonio, es decir, que no tenga ninguna causal de nulidad en el momento de haber contraído el sacramento y que el esposo se haya perdido después en las drogas y haya creado todo este infierno para la pobre mujer y sus hijos, es obvio que la iglesia te permite separación de cuerpos y en ocasiones te sugiere incluso el divorcio ¿Cuándo? Cuando la agresión atenta contra la integridad física, psicológica y hasta espiritual de la esposa e hijos; y no nada más eso, sino además que el esposo y progenitor esté ejerciendo violencia económica al no hacerse responsable de los compromisos de sustentar y proveer a los hijos, al no dar para su manutención que legalmente es un derecho primordial del niño, casa, comida, escuela, medico, ropa etc. Entonces ¿Para qué sugiere, aunque no permita el divorcio la Iglesia en estos casos? Por dos razones exclusivamente; 1. Por salud mental e integra tanto de la esposa como la de los hijos pues de esta manera la agredida podrá levantar una orden de restricción para evitar daños futuros.
- Para proceder a una demanda de pensión alimenticia para los hijos; es decir, nosotros tenemos que hacer todo lo que humanamente debemos legalmente hablando, incluso, denunciar este tipo de violencia para que el agresor paguen sus delitos. Pero como dijo el Padre Ángel Espinosa de los Monteros, este tipo de casos es un porcentaje menor en donde definitivamente, incluso por sentido común, este tipo de matrimonio deberán de estar separados, incluso hay casas de asistencias sociales autosustentables (recordemos que aquí en México el gobierno les quitó el apoyo, tanto a este tipo de casas de asistencias como a guarderías y no tan solo quitó el apoyo económico sino que tuvieron que desapareces las guarderías porque estas no pudieron ser autosustentables) no obstante, por eso tenemos apoyos que si son autosustentables como es Mater Filius no solamente en Guadalajara sino que también en otros estados, entonces, por lo que les acabo de mencionar ¿Verdad que la Iglesia no es el verdugo que obliga a la mujer a soportar todo y que obviamente no es voluntad de Dios? La Iglesia será siempre perseguida como lo ha sido desde sus inicios, no es todo lo malo que se dice, como ya se mencionó.
También es verdad que hay mujeres que padecen de codependencia emocional del agresor, es decir, del esposo, si las hay, que aunque las golpeen las maltraten les violen a sus hijos, que no se quieren nada porque efectivamente tienen una carencia afectiva muy fuerte desde la infancia, heridas mayúsculas ya sea de parte del padre y/o madre, además repiten patrones de conducta de codependencia pero las potencializan; me tocó atender un caso en el cual tuve que ayudar a las hijas que eran violadas por el papá, la madre lo sabía, obviamente era cómplice, se logró detener al padre y fue procesado a una condena de 20 años de prisión, la madre murió de cáncer poco antes de que el hombre terminara su condena; Dios la haya perdonado, sí existe este tipo de situaciones pero son en menor escala, obviamente son mujeres que deben de ser atendidas psicológicamente y sobre todo espiritualmente.
Algunas personas que teniendo una situación parecida al ejemplo anterior, o que tienen causales de nulidad eclesiástica muchas veces no quieren la separación por miedos infundados como decían las abuelitas: Matrimonios separados, condenados declarados; y pues también existe a veces un aferramiento psicológico de codependencia enfermizo hacia el cónyuge y se aferran a que lo que Dios unió, no lo separa el hombre, el problema es comprobar que ese matrimonio muy probablemente no fue unido por Dios sino que hubo una manipulación emocional o de intereses económicos que invalida dicho matrimonio desde el inicio, desafortunadamente nos volvemos biblistas como nuestros hermanos protestantes, creemos solo lo que dice la biblia haciendo a un lado el depósito de nuestra fe: Se llama “depósito de la fe” lo contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura, lo que fue confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia; y la función de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral y escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, es decir a los Obispos, esto es el depósito de la fe, pero muchos viven como si Jesús nos hubiera enseñado que solo basta la biblia para salvarse, lo cual jamás dijo y tampoco lo escribió ni mandó a escribirlo o enseñalo, por eso tenemos la tradición, que incluso esto que acabo de mencionar sí está escrito en la biblia; Jesús le dice a Pedro: A ti te doy las llaves del Reino Lo que ates en la tierra atado quedará en el cielo; y lo que desates en la tierra desatado quedará en el cielo Mateo 16,19 y vemos también en Hechos de los apóstoles 16,4: Al atravesar las poblaciones les encargaba que observaran las normas establecidas por los apóstoles (Concilio de Jerusalén, lo que tenían que hacer los judíos a cerca de la circuncisión, normas que ellos habían establecido porque efectivamente no todo está escrito en la Biblia cap. 15). Hasta San Juan lo sustenta en su evangelio Cap. 21,25 Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros. Pero lo que no está escrito quién lo sustenta Hechos 15,28 «Porque el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no ponerles ninguna carga más que estas imprescindibles» es decir, esas normas son sus propias reglas, estamos hablando tanto del derecho canónico como el catecismo de la Iglesia y documentos eclesiásticos que son inspirados al magisterio de la Iglesia, o sea, a sus obispos, es bueno comprender esto para no quedar confundidos, no es mi verdad, es la verdad de la Iglesia. Al respecto ¿Qué nos dice el Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia?
2382 CIC El Señor Jesús insiste en la intención original del Creador que quería un matrimonio indisoluble (cf Mateo 5:31-32; 19:3-9; Marcos 10:9; Lucas 16:18; 1 Corintios 7:10-11), y deroga la tolerancia que se había introducido en la ley antigua (cf Mateo 19:7-9).
Mateo 19 3-9
«3. Se le acercaron unos fariseos, y lo pusieron a prueba con esta pregunta: «¿Está permitido a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?» 4. Jesús respondió: «¿No han leído que el Creador al principio los hizo hombre y mujer? 5. Y dijo: El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer y serán los dos una sola carne 6. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.» 7. Los fariseos le preguntaron: «Entonces, ¿por qué Moisés ordenó que se firme un certificado en el caso de divorciarse?» 8. Jesús contestó: «Moisés vio lo tercos que eran ustedes, y por eso les permitió despedir a sus mujeres, pero al principio no fue así. 9. Yo les digo: el que se divorcia de su mujer, fuera del caso de infidelidad, y se casa con otra, comete adulterio.»»
¿Qué nos dice el código de Derecho canónico al respecto?
Entre bautizados católicos, «el matrimonio celebrado y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano ni por ninguna causa fuera de la muerte» (Código de Derecho Canónico, canon 1141).
2383 CIC. La separación [no el divorcio y la vuelta a casar] de los esposos con mantención del vínculo matrimonial puede ser legítima en ciertos casos previstos por el Derecho Canónico (cf Código de Derecho Canónico, cánones 1151-1155 ¿Qué nos dice estos dos números del derecho canónico? Avala la legitimidad y la indisolubilidad del mismo).
CIC ss Si el divorcio civil representa la única manera posible de asegurar ciertos derechos legítimos, el cuidado de los hijos o la defensa del patrimonio, puede ser tolerado sin constituir una falta moral [pero los cónyuges no pueden volverse a casar con otras personas].
2384 CIC. El divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El divorcio atenta contra la Alianza de salvación de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura: el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público y permanente:
«Si el marido, tras haberse separado de su mujer, se une a otra mujer, es adúltero, porque hace cometer un adulterio a esta mujer; y la mujer que habita con él es adúltera, porque ha atraído a sí al marido de otra (San Basilio, moral. regla 73).
2385 CIC el divorcio adquiere también su carácter inmoral a causa del desorden que introduce en la célula familiar y en la sociedad. Este desorden entraña daños graves: para el cónyuge, que se ve abandonado; para los hijos, traumatizados por la separación de los padres, y a menudo viviendo en tensión a causa de sus padres; por su efecto contagioso, que hace de él una verdadera plaga social.
2386 CIC puede ocurrir que uno de los cónyuges sea la víctima inocente del divorcio dictado en conformidad con la ley civil; entonces no contradice el precepto moral [para ese cónyuge inocente, siempre y cuando no se vuelva a casar]. Existe una diferencia considerable entre el cónyuge que se ha esforzado con sinceridad por ser fiel al sacramento del Matrimonio y se ve injustamente abandonado y el que, por una falta grave de su parte, destruye un matrimonio canónicamente válido (cf Familiaris consortio, número 84).
1649 CIC existen situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física [no el divorcio y la vuelta a casar] de los esposos y el fin de la cohabitación. Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión. En esta situación difícil, la mejor solución sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situación en la fidelidad al vínculo de su matrimonio que permanece indisoluble (cf Familiaris consortio, número 83 y el Código de Derecho Canónico, cánones 1151-1155).
1650 CIC hoy son numerosos en muchos países los católicos que recurren al divorcio según las leyes civiles y que contraen también civilmente una nueva unión. La Iglesia mantiene, por fidelidad a la palabra de Jesucristo («Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio»: Marcos 10:11-12), que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el primer matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística [es decir, no pueden comulgar] mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la Penitencia [la Confesión] no puede ser concedida más que a aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia [es decir, absteniéndose de relaciones sexuales con la persona con que se casó de nuevo civilmente y, por supuesto, con cualquier otra persona].
1651 CIC respecto a los cristianos que viven en esta situación [es decir, divorciados y vueltos a casar] y que con frecuencia conservan la fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud, a fin de que aquéllos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto bautizados:
«Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la misa [pero sin comulgar], a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar sus hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios (Familiaris consortio, número 84).
De esta manera hemos quedado informados en qué situaciones la Iglesia permite que un matrimonio canónicamente válido pueda estar separado, existen diversos casos que no llegan a un extremo como el caso aquí expuesto, en los cuales también se permite la separación de cuerpos temporal para evitar riegos de tención más profundos que generen alguna situación más complicada, con el fin de que la persona que ha provocado dicha situación, ya sea el esposo o la esposa, tenga el tiempo de recibir terapias tanto psicológicas como espirituales para que, dándose cuenta de su comportamiento erróneo y de sus consecuencias trabaje en ello y después vuelva a integrarse al seno matrimonial y familiar, pues también la Iglesia da acompañamiento a las personas que son los causantes de una infelicidad matrimonial y familiar, la Iglesia nos acoge a todos, por lo tanto, te invito que busques ayuda eclesiástica antes de tomar una decisión equivocada y caigas también en adulterio.
Y como decía el Padre Pío: ORA, TEN FE Y NO TE PREOCUPES… Todo tiene solución.
Santa Cecilia Flores Dueñas
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