Algo que he aprendido como asesora matrimonial y lo defiendo y lo promuevo, es el valor que tiene el varón en la familia, grandes son las bendiciones cuando este, está sometido en oración a la voluntad de Dios, jamás he escuchado decir que una familia o un matrimonio sea disfuncional o se destruya cuando el hombre ora, eso jamás sucederá ¿Y saben porqué? Porque Dios le ha dado al hombre la bendición y la facultad de ser cabeza en la familia, jefe y patriarca, Dios le da la responsabilidad al hombre de llevar al cielo a la familia, es un compromiso muy grande, dice la Palabra de Dios: Las esposas deben de estar sujetas al esposo. Porque el esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo; y él es también su Salvador, pero, así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las esposas deben estar en todo sujetas a sus esposos.

Desafortunadamente para muchas mujeres y hombres esto es obsoleto; la ideología de género ha empoderado a la mujer para sacarla de casa y ponerla por encima del hombre, derechos que buscaron grupos minoritarios en nombre de todas las mujeres del mundo, lo cual me parece que fue algo injusto, yo nunca firmaría un tratado en el cual se iguale el género femenino en roles que solo le competen al varón, pues la mujer jamás podrá tener la misma fuerza física del hombre, podrá tener los mismos derechos a un salario equitativo al mismo desempeño laboral y en voz y voto, sin embargo, no puede estar por encima del hombre como lo pretenden estos grupos minoritarios feministas o decir que no se necesita el hombre para engendrar, educar y formar una familia  la dignidad es la misma, pero querer estar por encima de la autoridad que Dios le ha otorgado al hombre, es descalificar a Dios, es ir en contra de su voluntad, en pocas palabras, es soberbia, pues así como existe el machismo que es el mal manejo de la autoridad que Dios le dio al hombre, también el feminismo equivoca la perspectiva de la complementariedad, ambas actitudes buscan dominar y someter al otro, ya sea por la fuerza física o legal.

El cumplimiento de la Palabra de Dios no denigra a la mujer, pues aún con la mentalidad de sometimiento que se conoce en las sagradas escrituras que aparenta la dureza del corazón del hombre al tratar mostrar a la mujer como posesión, o como una cosa que le da más valor al hombre, más allá de esto y sobre todo en contra de esto, Dios exige también del hombre un amor de este para su mujer sublime y divino: Esposos, amén a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella. Efesios 5, 25 Creo que de esta manera es equilibrado lo que Dios pide, en todo hay un orden y jerarquías, y yo no me opongo a ser amada de esa manera, aunque no tenga la misma autoridad que el hombre, y esto nos debería de bastar.

De hecho, fue el mismo Jesucristo quien le da el valor que tiene a la mujer rompiendo con leyes absurdas y de sometimiento, en primer lugar, Jesús decide venir al mundo a través de una mujer: El ángel dijo: María, no tengas miedo, pues tu gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar en cinta: Tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Lucas 1, 30-31 siendo Dios y varón podría haber elegido venir con sus patriarcas en un carro de fuego celestial rodeado de su gloria y de todos su ángeles, no necesitando a la mujer, o simplemente como acto de humildad aparecer de la nada y vivir solo como ermitaño, y al igual que sus hijos en aquella época tratar a la mujer como ellos la trataban, pero no, él decide venir en una familia, destacando su institución conformada por un hombre y una mujer, y sobre todo él mismo se somete en obediencia a la madre: Se acabo el vino , y la madre de Jesús le dijo: Ya no tienen vino. Jesús le contestó: Mujer, ¿Por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía. Ella dijo a los que estaban sirviendo: Hagan todo lo que él les diga…  Juan 2, 3-5 Y Jesús obedece a su madre, y curiosamente es el primer milagro de Jesús, y en una boda, intercediendo por el matrimonio, esta es la dignidad que Dios le da a la mujer, al matrimonio y a la familia, esto es un plan perfecto, hermoso y divino, es comprensible la obstinación en destruir lo que viene de lo sagrado, y por si fuera poco, Jesús habla con mujeres en la calle cuando en su época era prohibidísimo por las leyes humanas: Los discípulos había ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame un poco de agua. Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo tu siendo judío, me pides agua a mí que soy samaritana?… En eso llegaron sus discípulos y se quedaron extrañados de que Jesús estuviera hablando con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle de que estaban hablando o que quería ella. Juan 4, 7-9; 27 Jesús rompe con los paradigmas de la sociedad machista, no supieron que decirle a Jesús, porque les fue incomprensible su actitud por su manera de pensar a cerca de la mujer. Esto referente a la dignidad de la mujer.

Continuando con el tema del patriarcado para el varón en la familia, recordemos que al unirnos en santo matrimonio formamos una sola carne: Por eso el hombre, dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona. Aquí se muestra cuán grande es el designio de Dios Efesios 5, 31-35 Somos complemento uno del otro, ¿Para qué vivir en guerra pudiendo vivir en amor? Y continua el verso bíblico: En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete al esposo. Efesios 5,33

Es hermoso el plan de Dios para el patriarcado del hombre, pues es este quien tiene en sus manos el tesoro más preciado que Dios le ha confiado que es la familia, si un hombre no ama a su mujer, se refleja en los hijos, el mejor regalo que puede hacer un hombre a estos es amar a su mamá, si la mujer es amada, respetada y valorada por el esposo, la familia esta bien, porque una mujer contenta y feliz da lo mejor de si misma  en el hogar, el hombre es cabeza y la mujer es corazón, desde la naturaleza misma es así, el hombre en su ser sexuado es más analítico, conciso y objetivo y la mujer no, la mujer piensa más con el corazón, somos más emotivas y sentimentales, eso nos caracteriza como seres sexuados también, por eso somos el complemento perfecto para el crecimiento del matrimonio y la armonía en el hogar.

Veamos la importancia del valor que Dios le dio al hombre que ora por su matrimonio, pues yo les aseguro que cuando el hombre dobla la rodilla ante Dios, el matrimonio jamás se destruye, al contrario, la oración del hombre para el matrimonio es sanadora y liberadora: Tobías se levantó de la cama y dijo a su esposa Sara: Levántate hermana, y oremos para pedir al Señor que nos manifieste su misericordia y su salvación. Ella se levantó, y los dos se pusieron a orar para alcanzar la salvación. Él comenzó así:

¡Bendito seas! ¡Dios de nuestros padres, y bendito sea tu santo nombre por todos los siglos de los siglos! ¡Que te bendigan los cielos y todas tus creaturas por todos los siglos! Tu creaste a Adán e hiciste a Eva, su mujer, para que le sirviera de ayuda y de apoyo, y de ellos dos nació el género humano. Tú mismo dijiste: no conviene que el hombre esté solo. Hagámosle una ayuda semejante a él. Yo ahora tomo por esposa a esta hermana mía, no para satisfacer una pasión desordenada, sino para constituir un verdadero matrimonio. ¡Ten misericordia de ella y de mí, y concédenos llegar juntos a la vejez! Y ambos dijeron: ¡Amén, amén! Tobías 8,4-9

De esta manera, por la oración del esposo, ambos quedaron liberados del cruel demonio Asmodeo, quien no permitía cada vez que Sara se casaba, que su matrimonio fuese consumado, así este demonio mató a siente esposos anteriores a Tobías, lo que significa que ninguno de ellos había orado antes de acostarse con ella, y Dios concede la liberación de esta mujer que estaba bajo la maldición de este espíritu, ella misma quería morir de dolor y tristeza antes de conocer a Tobías, el relato de esta historia es muy hermoso, sobre todo esta parte en la que el varón como patriarca y cabeza del matrimonio rompe con esta maldición por obra de la oración.

Por esto, yo exhorto a la mujer, que no se le olvide su lugar tan maravilloso que le ha otorgado Dios al lado del hombre su esposo, esto la dignifica y sobre todo la santifica cuando el sometimiento bien entendido en la jerarquía es por amor al plan de Dios, en obediencia y entrega.

En seguida muestro un ejemplo de lo que debe de ser la obediencia en jerarquía de la mujer al hombre: 1.- Obediencia a Dios 2.- Obediencia al esposo 3.- Obediencia al director espiritual de tenerlo 4.- Obediencia en su trabajo de tenerlo, a sus jefes directos 5.- Obediencia a los padres y así en suceso, sin embargo, si eres casada, la obediencia a tu esposo deberá ser absoluta siempre y cuando no se oponga a la salvación de tu alma, un ejemplo, si  te prohíbe asistir a la eucaristía dominical, estarás exenta de cumplir su petición pues la primera obediencia es a Dios, en caso de que tú quieras asistir a la eucaristía entre semana en que la santa misa no es de precepto, y tu esposo no te da permiso porque quiere que estés en casa, en este caso tu deber es obedecer a tu esposo.

Espero haber sido clara al respecto. Déjame tus comentarios. Gracias y muchas bendiciones para ti y los tuyos.